Hola. No te creo.

Tus palabras me hacen pensar que eres alguien que ya estuvo previamente en mi vida. No existe ninguna certeza, simplemente el (pre)sentimiento.
Difícilmente se olvida una película favorita, la canción que acompañó un largo período de vida o el libro que hizo llorar debido a la rabia, el dolor o la risa. He ahí mi respuesta: no me olvido de lo que amé con vigor, de lo que me hizo feliz, de lo que dolió, de lo que se volvió íntimo. Jamás, jamás.
Acércate. Considero que no tenemos nada que perder, pero (probablemente) sí suficientes cosas por decir.

Ah, muchas gracias, Nabi. Hiciste feliz a mi corazón con este mensaje. Aunque, en realidad, aspiro a tener —algún día— un perfil tan colorido como el tuyo. :]

Me pregunto, una y otra vez: ¿qué es lo que podría frenarte? Pensar por días en una persona o situación se vuelve insoportable, como un perro rabioso cuya única cura llega con el filo de la palabra.
Acércate, cuando quieras.
Yo estaré esperando.

Qué suerte que la belleza se quede en familia, ¿no?

Es raro que alguien me caiga mal. Cuando eso llega a pasar, no suelo mantener a esa persona cerca, así que si aún estamos entre nuestros seguidos, no hay nada de qué preocuparse. Puedes acercarte cuando quieras.