Buenas noches.
Basta con leer algunas de mis respuestas anteriores para saberlo: sí, estoy saliendo con alguien y muy interesado en él.
Llama la atención la frecuencia con la que se me pregunta esto. A veces no parece curiosidad, sino una inquietud algo más invasiva.

Hola, anónimo. No tengo el hábito de usar emojis, pero existen algunos que a veces utilizo para darle otro matiz a mis mensajes.

🤔/🤨 — Cuando hago una pregunta, generalmente capciosa.

☕️ — Cuando pido chisme.

☝🏻🤓 — The nerd combo cuando suelto un dato curioso.

😁 — Cuando pido algún favor o admito que hice una tontería.

Que tengas una linda noche/día/tarde también.

Puedes respirar en paz, no soy ese... Quienquiera que sea. (😭)

¿Quién? Nunca he usado ese nombre.

Buenas tardes.
Depende de qué tan viejo sea ese amor y de cuán transformadas estén las personas que lo encarnaron. No creo que se pueda amar de la misma manera, porque nosotros tampoco somos los mismos. Pero sí creo que hay vínculos que dejan una raíz muy profunda. Y a veces, contra toda lógica, algo de esa raíz vuelve a brotar. Lo importante, creo, no es que regrese igual, sino que regrese vivo.

Comprendo la curiosidad, aunque me resulta curioso que esperes una respuesta tan personal desde la comodidad del anonimato.

Hay cosas que no revelo a la ligera, no por alimentar el misterio, sino por respeto a mí, y a quien está conmigo. Quién sabe, si sigues observando con atención, quizás llegues a verlo por ti mismo.

Lo estoy.

Buenas tardes. No sé si soy tan interesante como parece, pero aprecio que lo pienses. Igual, un consejo: no te fíes demasiado de lo que se percibe desde la superficie. A veces idealizamos, y eso rara vez termina bien.
En todo caso, si deseas conocerme, mi mensajería siempre está abierta. :]

Recibí este anónimo hace ya tres meses, probablemente después de publicar algún texto y luego desaparecer, como suelo hacer. Dudé mucho en responder. Parte de mí pensaba que, tras tanto tiempo, hacerlo ahora sería casi una descortesía.
Pero a quien haya dejado estas palabras, gracias.
Entonces y ahora.
No suelo escribir buscando respuestas, y aun así, cuando alguien se detiene a leerme y decide decirme algo, me conmueve más de lo que sabría expresar.
Que mis palabras alcancen a otros —que resuenen, aunque sea en voz baja— es una de las pocas razones por las que sigo escribiendo.
Así que, gracias. Otra vez.

Buenas noches.
He respondido esta pregunta antes, aunque quizás te intrigue escucharla de mi propia boca.
Sí, me atraen. Pero el deseo no entiende de género. Se enciende donde encuentra fuego.