Empieza por entender que necesito mi tiempo y mi espacio. Me gusta estar solo a veces, tener mis momentos, mis rutinas, sin sentir que tengo que justificar cada cosa. No me conquistan los que se me pegan encima ni los que creen que todo tiene que ser inmediato. Si alguien sabe esperar, sin presionar, ya tiene un punto ganado.

También necesito que respeten mi individualidad. No soy de esas personas que se pierden dentro de una relación. Sigo siendo yo, con mis amigos, con mi humor. Me gusta que se rían conmigo, que me entiendan sin querer corregirme, y que no intenten competir con lo que ya forma parte de mi vida.

Ahora, si hablamos de una relación, ahí sí quiero que el amor se viva con ganas. No me interesa una historia tibia. Ya dentro, espero que lo que sintamos no dé miedo, que podamos querer sin medida, sin juegos raros, sin estar midiendo quién da más. Si vamos a sentir, que sea con intensidad, pero una que no ahogue, sino que acompañe.

Así soy. Conquistarme es un proceso tranquilo, pero amarme es para quien no le teme a lo intenso.