En su mundo, la lluvia acompaña. El silencio ordena y la soledad le da espacio para entenderlo todo sin decir una sola palabra.
512
Te quiero, mi edén. ❤️
Te quiero, mi Ry precioso 💖
No quiero solo hablarte... quiero perderme en tu piel, descubrir cada rincón y hacerte olvidar el mundo con cada caricia. ¿Me dejas?" 🔥💋
No soy de los que se entregan sin más, ni de los que se dejan llevar por lo fugaz. Me gusta conocer lo que hay detrás, descubrir lo genuino a su tiempo. Si lo que buscas es algo rápido, probablemente no soy el indicado. Yo prefiero lo que se construye lentamente, sin presiones, algo auténtico que crezca con calma. Si hay algo real detrás de tus palabras, estaré dispuesto a verlo, pero a mi propio ritmo.
Btw, solo paso a decirte que tu cuenta está muy linda !! <3
Muchas gracias, Nox. Tu perfil también se ve muy bonito, siempre es un placer leerte, transmites una vibra preciosa 🩵
¿Cómo te gusta terminar el día?
Normalmente mis días terminan de una forma bastante tranquila. Me gusta poner el agua a hervir y mientras espero, aprovecho para hacer mi rutina de skincare. Preparo mi té, ya sea de manzanilla, boldo o tilo. Después me voy a mi habitación, enciendo mis velas y un incienso de sándalo o vainilla con naranja que son mis favoritos. Y me dejo llevar por la música o pongo una serie que me guste, algo fácil de ver, hasta quedarme dormida. Es una forma simple de terminar el día, pero me ayuda a desconectar y sentirme en paz antes de dormir.
¿Hay alguna canción que te emocione mucho?
The Lakes de Taylor Swift. Siento que habla de mí, de esa parte que no busca deslumbrar, sino solo encontrar un poco de paz en medio del ruido. Habla de esa necesidad de ir a un lugar donde las expectativas no te alcancen, donde puedes ser solo tú, sin las prisas del mundo. Me toca en ese rincón que guardo para mí misma, un lugar donde se puede respirar sin el peso de todo lo demás.
¿Qué te gustaría enseñarle al mundo sobre ti?
Pues… a veces siento que si la gente prestara atención a lo sutil, entendería mucho más de mí. No soy de ir al frente con todo lo que siento, pero en mi forma tranquila de estar, hay cariño, cuidado y presencia real. Me gusta observar, escuchar con calma, dar espacio. No me importa impresionar, me importa conectar. Creo que lo más valioso no siempre se dice en voz alta, a veces se transmite en cómo alguien te mira cuando hablás, en cómo te acompaña sin querer cambiarte, en cómo se queda aunque no se diga nada.
Eso intento hacer yo. Estar de forma suave, sin ocupar demasiado lugar, pero dejando claro que me importa. Me gustaría que el mundo entendiera que lo que siento no siempre va envuelto en palabras grandes, que muchas veces amo desde lo callado, desde lo simple: preparar un té, compartir una canción, mandar un mensaje a deshora solo para decir “pensé en vos”. Porque aunque no siempre hable de lo que me pasa, lo dejo ver en cómo cuido, en cómo me quedo, en cómo abrazo sin tener que tocar.
Nuestra amistad es ese rincón suave del mundo donde todo se siente más liviano. Es compartir silencios y risas, sostenernos incluso en la distancia y entendernos sin necesidad de explicar tanto. Es saber que hay alguien que escucha con el corazón, que abraza con palabras, y que celebra cada paso, por más pequeño que sea. Gracias por estar, por ser refugio y abrazo en forma de compañía. Te valoro con el alma. 💖
Leí esto y me dieron ganas de quedarme un ratito ahí, en ese rincón suave que nombrás, como si con solo leer tus palabras ya pudiera respirar más profundo. No sabés cuánto valoro tener a alguien que entiende los silencios sin apurarlos, que no necesita explicaciones para quedarse, que acompaña desde la ternura. Gracias por ver más allá, por quedarte cerca aun cuando todo está quieto, por ser esa presencia que sostiene sin invadir. Yo también te llevo en lo más lindo de mí ❤️
¿Cuál fue la promesa que te hiciste en soledad y aún no te cumpliste?
Solo me hice una promesa, una sola, sin que nadie lo supiera. Y la sigo cumpliendo. La hice en una de esas tan conocidas “noches del alma”. No fue la primera en mi caso, pero tampoco la última.
Nunca le conté esto a nadie, pero hace unos años atrás llegué a contemplar la idea de dejar de existir. Sentía tanto dolor… no más que en este momento, pero en ese entonces no sabía cómo canalizarlo. No sabía qué hacer para que doliera menos. Quería dejar de sentir tanta tristeza. Quería un cambio, algo distinto, pero no tenía idea de por dónde empezar.
Entonces, en medio de todo ese caos interno, me prometí algo. Me prometí que iba a atravesar todo ese dolor. Que lo iba a sentir completo, sin esconderlo, sin negarlo, con todo lo que implicara… pero que iba a salir del otro lado más fuerte.
Y que para eso, iba a empezar a cambiar pequeñas cosas de mí. No para convertirme en alguien completamente distinta, sino para acercarme, paso a paso, a esa versión que siempre quise ser.
Esa promesa la hice hace siete años. Y sí, es un proceso lento pero real. Todavía no soy esa versión que imaginé, pero tampoco me siento tan lejana. Miro hacia atrás y veo cuánto cambié, cuánto aprendí, cuánto solté… y no puedo evitar sentir un poco de orgullo.
Sigo teniendo días difíciles, sí. Pero ya no soy la misma. Hoy sé sostenerme. Y sobre todo, sé acompañarme. Sigo cumpliendo esa promesa. No porque tenga todo resuelto, sino porque no me abandoné. Y tal vez eso sea lo más valiente que hice hasta ahora: elegirme, incluso en los días más grises. Seguir eligiéndome, incluso cuando cuesta.
¿Cuándo fue la última vez que te sentiste vista, de verdad? Valorada por que sos y como sos
Fue en mi cumpleaños, justo hace un mes hoy. Recibí tantos mensajes, tanto amor, que me quedé un poco en silencio. No porque no me gustara—al contrario—sino porque no estoy acostumbrada. No suelo ser el centro de nada, y de alguna forma, eso siempre me hizo sentir cómoda. Soy más bien callada, tranquila. Hago silencio si no tengo algo real que decir. A veces siento que paso desapercibida y no me molesta…
Pero ese día me di cuenta de que hay personas que me ven igual. Que sin que yo lo sepa, piensan en mí, me valoran, me quieren. Y me emocionó. Me descolocó un poco también, porque no sabía cómo reaccionar a tanto afecto junto. No estoy acostumbrada a recibir tanto de golpe. Pero fue un desborde bonito. De esos que te hacen quedarte pensando después, con el corazón lleno.
Me sentí vista. No por hacer algo especial, no por mostrar solo lo bueno. Sino por ser quien soy. Y eso, aunque me cueste a veces entenderlo, es un regalo enorme.
¿Qué parte de vos querés que alguien algún día mire y diga: “yo también”?
Mi sombra. Mi vulnerabilidad. Esa parte que muchas veces escondí por miedo a no ser suficiente, a no ser querida si no era toda luz. Pero estoy cansada de que me miren solo cuando brillo. La verdad es que también me apago. También tengo días grises, momentos en los que me cuesta sostenerme, donde no tengo respuestas, donde dudo, me enojo o simplemente no tengo ganas de sonreír.
Quiero que alguien mire eso… y se quede. Que lo entienda, lo reconozca en sí mismo y diga: “yo también”.
Porque no soy solo lo bonito que doy, ni las palabras lindas que puedo decir cuando todo va bien. Soy entera: luz y sombra, calma y caos, fuerza y fragilidad.
Y no quiero esconder ninguna parte más. No quiero amor a medias ni vínculos que huyan cuando dejo de ser fácil de querer.
Soy todo eso. Y quien me vea de verdad, va a ver que ahí también hay belleza.
Revospring uses Markdown for formatting
*italic text*
for italic text
**bold text**
for bold text
[link](https://example.com)
for link