Feliz día para usted, anónimo. Mi respuesta tardía a su pregunta debería de considerarse incluso una vergüenza: con las manos atrás, le ofrezco una disculpa.
Su pregunta me mantuvo recopilándome fragmentos en mi cabeza-reflexionando de una forma jamás antes realizada. He llegado a una respuesta y creo añorarla-entonces es la respuesta oportuna.
En un pasado-era enormemente devota de las flores. En el presente: esto persiste, pero no del mismo modo de antes. Eran mi más sincero y honrado tema de conversación, ¿habré hartado a más de uno hablando de flore? probablemente.
Pero había alguien que apreciaba escucharme, y además, destaco una acción suya muy noble y particular. Cada semana: cada día, coincidíamos en una hora especial. Esta persona me recibía nombrándome una Flor distinta a la del día siguiente o anterior en manera de saludo.
Lunes: Flor de Campanilla-Martes: Tulipanes rojos.
Su presencia nunca se ausentaba para realizar este acto tan característico, y tan llena —por supuesto— de gran encanto. La espera para conocer a la Flor del día correspondiente era matadora, pero fascinante. Gracias a esta persona, mi conocimiento por las Flores logró incrementar. Describía cada forma, cada color, cada aroma, cada sensación.
Se mantiene en mi memoria, de una manera tan hermosa y llena de emociones.